RECLAMOS DE UN INDIO

La soledad de la sierra.

La inseguridad ha creado el flujo de migrantes internos.

El abandono Describe.

El desempleo y el hambre doblegan al orgullo de un pueblo libre.

RECLAMOS DE UN INDIO

Hoy, sentí un gran nudo en el alma, 
en los umbrales de una escuela 
lloraba un indio tarahumara, 
¡lloraba el hijo de la sierra! 

Vengo aquí a ver mi bandera 
con voz apagada me dijo;
quisiera cantarle a mi Patria, 
pero por ser indio… no puedo. 

¡Escucha el Himno Nacional! 
Mil gargantas están presentes 
y no siento el tono triunfal,
¡son mexicanos vergonzantes!

¡Ve!, son muy pocos los que cantan,
es que no aceptan su pasado,
si les preguntas… todo ignoran,
¡porque nada les ha faltado!
 
Ya no entienden de libertad 
ni los reclamos de la tierra,
ni de la carne esclavizada,
muerta y vejada sin piedad.

Se olvidaron de nuestros héroes
y que nacimos entre peñas…
¡Sin raíces!, son como migrantes
que llegan a tierras extrañas.

Ya se murieron olvidados
bajo incendiados ahuehuetes,
choque de obsidianas y aceros…
de las águilas y los tigres.

Ahí se forjaron las cadenas
que nos llenaron de ignominia,
fuimos tratados como bestias 
y el suelo se llenó de infamia.

Se olvidó a Hidalgo y Morelos,
se olvidó nuestra sangre atada,
la sangre de nuestros hermanos
dueños de todo, ¡hoy sin nada!

El oprobio incendió la sangre,
¡la libertad fue la Bandera! 
el precio colgó en la Alhóndiga…
¡No más cadenas para el hombre!

No comprenden de República
ni de tierras de manos muertas… 
Juárez fue bandera, ¡sangre india!, 
que nos dio nuevas esperanzas!

Se olvidaron de Santa Rosa,
de Río Blanco y de Cananea
y de aquellas tiendas de raya
donde moría la fuerza obrera.

¿En dónde están los mexicanos?
¡Que respondan padres y maestros!
¿qué historia tienen nuestros hijos? 
¡están perdiendo nuestros sueños!

Les apena la piel morena
y la dejarían blanca
como la tierra de caliche,
¡tan muerta como el tepetate!

Yo debo recordar mi Patria,
como la raza Zapoteca,
reyes de la tierra quebrada,
Indómita y jamás vencida.

¡Mía es la tierra de Ojinaga!
desierto que cura la noche,
de piel seca como cardenche,
que ama el agua como biznaga.

¡Mía es la tierra de las huastecas!,
donde el calor húmedo hermana,
¡Amo las tierras chiapanecas!,
tan llenas de dolor y envidias.

Las murallas de Zacatecas
forjadas en plata y cantera,
los caudales de nuestros ríos 
perfumados de álamo y jara.

Las chinampas, ¡nido de flores!, 
garzas y loros de Texcoco…
los arrecifes y corales 
que engalanan al Pacífico.

¡Amo la brisa de Campeche!,
de Yucatán y de Tabasco!
Todas las riquezas del golfo… 
¡Las que mi pueblo no conoce!

¡Yo, soy el polvo de esta tierra!
soy de otate, carrizo y yuca.
El sol curtió mi piel morena,
pintó mi pelo de obsidiana.

Pero ya ves, ¡estoy tan solo!
y mis hijos nacieron muertos!,
viven con cadenas de olvido
y jamás serán respetados.

De pronto… se quedó en silencio 
al ver lágrimas en mis ojos… 
¡Comprendes mis penas!, me dijo,
porque tú y yo, ¡somos hermanos!

Lleva a tus hijos a cantar,
¡a la Patria, a la Bandera!
Que bendigan a nuestra tierra 
en la que podrán descansar.

Este es mi último reclamo.
Voy a morir en las quebradas,
mi carne retornará al polvo
y me verás… en plumas negras.

JOSEFO
ARTURO ANTONIO TORRES MUÑOZ



LA CASA DE LOS ABUELOS

Villa López, Chihuahua. México

Imágenes y caricias que viven en el alma

Ojo de agua Villa López, Chihuahua.

Tus recuerdos

Estoy seguro de que parte de mis recuerdos también son iguales a los que llevas en el alma.

LA CASA DE LOS ABUELOS

Villa López
Chihuahua

Al despuntar la tarde 
de anejas mocedades, 
desandando el camino 
sin regresar los pasos. 

Quiero que mi alma vea 
parte de mis inicios,
la cuna de mis padres,
la tierra de mis raíces.

Ya se ha quedado atrás,
dormida en el camino, 
la historia de otros sueños, 
que fue, Santa María.

Ya miro a la distancia
el viejo campanario
de San Buenaventura,
Reina de Villa López.

Yo quiero traerte el canto,
la herencia que dejaron
mis padres y mis tíos;
de mis primos y hermanos.

Todos fueron como aves
y algunos no volvieron,
ya viven limitados
por mármol y canteras.

Otros, hilan sus penas,
misterios de un rosario
tan lleno de añoranzas,
llorando sus deseos.

Soy polvo de tu polvo
y te llevo en la sangre,
la sangre de un juglar
por nadie conocido.

¡Vuela, precoz recuerdo!,
sobre empolvadas calles,
límite de zaguanes
y empedradas banquetas.

Vuela sin detenerte
por todos los rincones,
sin que tengas límites
de bardas, ni portones.

Y cuando tu mirada
lo cubra como un manto,
deja a mi andar de niño
correr sobre mis huellas.

¡Ya detente y descansa!,
ya llegaste a la casa
donde amé a mis abuelos;
los de abundantes besos.

¡Huele, aroma de adobes!,
las encaladas bardas
cuál pecho de palomas
que invitan al sosiego.

Frescos techos de vigas,
de trabes y paletas,
de paja y de carrizo.
¡Nido de golondrinas!

Aquel fresco granero,
lleno de costaleras 
de avena, trigo y maíz,
de tamo y de mazorcas.

Reviví en tu ojo de agua,
las risas de los niños
pescando pececitos,
en tus viejas compuertas. 

Caminé sus riberas,
buscando aquellos juncos,
las jaras y carrizos
que al viento perfumaron.

Pero ancestrales troncos
de álamos ya marchitos,
con pena, me dijeron
el robo del olvido.

No encontrarás el musgo
ni su nido de peñas,
las parvadas de garzas, 
ni el canto de los patos.

Las húmedas acequias
llenas de girasoles,
de anís y hierbabuena;
para aliviar tus males.

Hay soplo de esperanza,
de hijos que no se olvidan,
que reparan los daños
del tiempo, y tantos años.

Repararán los atrios,
y el viejo campanario
nos seguirá llamando
a las misas de gallo.

Camina a las labores,
de esmeraldas olas
doradas por los vientos,
espigas de trigales.

Te esperan los abuelos,
cosechando sandias
para adornar los platos
de tiernos comensales.

Prenderán los fogones,
vendrán risas y pleitos,
regaño de mayores,
y calor de familia.

Ya prendieron sus luces
los escasos faroles
que iluminan las calles,
y alientan las consejas.

Bancos de tronco y piedra
con estrellados techos,
luceros y cocuyos
que desgarran la noche.

Y adentro, el dormitorio
de abigarrados niños,
cubiertos de sarapes
de risas y jalones.

Cobertores sin dueño
por el sueño olvidados,
los que solo esperaron
que vieran los abuelos.

Ya llega la alborada
y el canto de los gallos.
Volverán los tropeles
carreras y pedradas,

Aroma de canela,
y gritos de la abuela.
¡Hay que ganar las sillas
que invitan al almuerzo!

Pero hoy, todo es silencio,
¡como una despedida!,
espero que la vida
deje volver a vernos.

Ya es hora de partir,
que duerman los comales;
que guarden sus aromas
gardenias y rosales.

Te llevaré en mis venas
y alentarás mis ansias,
me llevaré en el pecho…
Lo que solo tú sabes.

Volveré con la tarde
cargado de nostalgias,
buscando las plegarias
y besos de mis padres.

Me llevaré ese aroma
el que aún no identifico,
que habla de alfalfa y paja,
trigo, avena y establo.

In memoria
Fam. Torres Aguilera
Fam. Torres Muñoz


Arturo Antonio Torres Muñoz
Josefo dic. de 2003

.

Vientos del pasado

VIENTOS DEL PASADO

¡Y tú me dices que soy viejo,

solo porque ya se anuncian mis canas

y me arrullan los vientos del pasado!

¡Pero dime!, ¿En qué han cambiado?

El mosto inconfundible

de los tintos de La Rioja,

y las tierras que fertilizan

el Tajo, el Ebro y el Guadiana;

o la mirada de la mujer de España,

que lleva el paso flamenco

y el fuego de la sangre gitana;

o los robles que se visten de toreros,

con ternos de oro, púrpura y esmeralda,

para despedir los vientos del otoño

que embisten como toros de Miura,

al galope de caballos andaluces;

o los besos que se quedaron

en Madrid, Valencia y Barcelona.

¡Me dices que soy viejo!, porque no entiendes

que he vivido y vivo como el viento.

¿Qué llevan los vientos?

Los vientos arrastran parte de un presente que ha marchitado el tiempo

¿Por qué el pasado?

El pasado se llora cuando ha cubierto los mejores momentos del presente

Gaviota

El poema contiene el concepto del Ser y los cuatro elementos.

Gaviota, es un poema que engarza cinco haikus, que se pueden leer en forma independiente.

El bohemio: Poemas

El calor de los sueños

Saxofonista inspirado
Sueños y desilusiones de un bohemio

Noche de jazz

El bohemio

 Acabó el jazz… se fue el bohemio,
 pero en la mesa de aquel bar
 escribió un poema que decía:
 Ya no sé si te amé o tú me amaste,
 si te olvidé, o tú me olvidaste,
 pero el fuego aquel que brotó
 en solitarios y umbríos desvelos,
 se perdió en el frío de tu ausencia: 
 como una nube en la distancia.
 Aquí, la música se acaba, 
 pero eco de guitarras sordas
 parece que ríen, y me miran 
 como a una nota perdida,
 prendida al humo de un cigarro.
 Ya no sé si te amé o tú me amaste,
 si te olvidé, o tú me olvidaste,
 mi amor no recuerdo tus besos,
 y mi sueño… duerme sin ti. 

Arturo Antonio Torres Muñoz

Josefo

Los sueños y desilusiones se encierran en las notas de un jazz.

Canas blancas a mi madre: Poemas

Escucha esta melodía: Dios nunca muere

CANAS BLANCAS A MI MADRE

Hoy que la vida me alcanza

con sus reclamos de insomnio,

rezo, como tú, a mis hijos

frente a sus lechos de sueño.

Fui razón de tu desvelo;

cobijado entre tus besos

no entendí los crepúsculos

que ataron tus alboradas.

En mis manos, sin saberlo,

se tiñeron tus cabellos:

de negros se hicieron blancos

y más blancas tus sonrisas.

El ayer que fui en tus brazos

Llama con la misma fuerza,

Como esclavo sin dominio:

¡Soy gigante y soy pequeño!

Hoy, cuando siento una pena

por el más leve desprecio,

por caricias que en el aire

mueren ávidas de un beso,

busco la sonrisa ajena:

la caricia que esperaste;

la de aquel, tu niño ingenuo

que jamás vivió un reclamo,

y pido a Dios, dé a mi rostro

las máscaras de la vida,

¡frío ante un desdén que hiere!

¡Sonrisa al pecho herido!

Ya vendrán mis largas noches

con su pausado silencio,

cargando en tus nietos sombra

que yo romperé callado.

Despierto estaré a sus pasos

como vigilante eterno

muy sereno a los reproches:

Como piedra en la penumbra.

Y cuando los vea en su andar,

con el alma hecha pedazos

escucharás mi plegaria

escondida entre los labios.

Hacia ti vendrán mis pasos

suspirando por tu ausencia,

reviviendo mil consejos:

Los que me diste sin contar.

¡Lloro tu cabello negro!

Aquel que llené de canas,

con besos de niño pobre

y mil caricias de invierno.

Otras rosas en canteras

quieren cubrir las lápidas

de un dolor que se resigna,

de una ausencia que se llora.

¡Qué costosos son los hijos

que se llevan nuestras vidas!

¡Son la herencia de la sangre!

¡Es el pago al cielo eterno!

¡Perdóname madre mía!

Tú me diste la existencia:

si no amé como debía,

¡es la vida quien me cobra!

Por eso no traigo flores:

¡Estos brotes son tus nietos!

Ellos pintarán mi pelo

Como yo a ti: con canas blancas.

WHITE GRAY GRAY ON MY MOTHER

Today that life catches up with me

with her claims of insomnia,

I pray, like you, to my children

in front of their sleeping beds.

I was the reason for your sleeplessness;

sheltered between your kisses

I didn’t understand the twilights

that bound your dawns.

In my hands, without knowing it,

your hair was dyed:

from blacks they became white

and your smiles whiter.

Yesterday I was in your arms

Call with the same force,

As a slave without domain:

I am giant and I am small!

Today when I feel sorry

for the slightest contempt,

for caresses that in the air

They die eager for a kiss,

I look for someone else’s smile:

the caress you waited for;

that of that one, your naive child

who never experienced a claim,

and I ask God, give my face

the masks of life,

cold in the face of a disdain that hurts!

Smile to the wounded chest!

My long nights will come

with its slow silence,

carrying your grandchildren shadow

that I will break silently.

Awake I will be at your steps

as eternal watchman

very calm to reproaches:

Like a stone in the dark.

And when I see them in their walk,

With the soul shattered

you will hear my prayer

hidden between the lips.

My steps will come towards you

sighing for your absence,

reliving a thousand tips:

The ones you gave me without counting.

I cry for your black hair!

The one I filled with gray hair,

with kisses from a poor child

and a thousand winter caresses.

Other roses in quarries

they want to cover the tombstones

of a pain that is resigned,

of an absence that is mourned.

How expensive are children

that take our lives!

They are the inheritance of blood!

It is payment to eternal heaven!

Forgive me, my mother!

You gave me existence:

If I didn’t love as I should,

It’s life that charges me!

That’s why I don’t bring flowers:

These sprouts are your grandchildren!

They will dye my hair

Like me to you: with white gray hair.

Fiesta Brava: “El adiós de un torero”

La corrida de toros es foro de pasiones, por la entrega, el valor y la suerte de los contendientes.

En la fiesta brava se enfrentan la pasión y a bravura.

EL ADIÓS DE UN TORERO

Hijo, antes de que muera…

¡Llévame a la fiesta brava!

Quiero escuchar los clarines

haciendo eco en los tendidos

y ver al alguacilillo

abrir la plaza a la faena.

Los engalanados ternos,

la pasión de los toreros

y el paso de los caballos

que montan los rejoneros;

la encendida sangre árabe

cordobesa y andaluz…

¡a la usanza lusitana!

Déjame escuchar de nuevo

el bramido en los toriles

de los bravos astifinos

que llegan de Sayalero;

furias de Albacete y Miura

que secuestran el aliento,

que arrancan la gritería

embistiendo revoleras

en la arena de la plaza.

Los templados picadores

que aguantan el primer choque

y los fríos banderilleros

azuzando a los astados…

¡Desafiantes a la suerte!

¡Llévame al coso taurino!

quiero volver a Madrid,

a Málaga y Zaragoza,

y llenarme con los olé

a cada pase de pecho,

al engaño en chicuelinas,

al lamento de la seda

que vuela en revoleras

escapando a los pitones.

¡Déjame sentir el viento

que se filtra en las muletas

en la apasionada cita

que descorrerá los velos

de la gloria y de la muerte!

El susurro del acero,

la espada que se descubre

al furor de la embestida,

la angustia de graderías

por la vida de rivales

que inmortalizan la faena.

Un paso doble taurino

entre pañuelos azules,

los clarines y timbales

entre pañuelos naranja…

Toma ¡guarda mi montera!

ya se terminó la faena

y no me quedan más tercios:

volverán los mulilleros

 y el sol que deja las gradas

no verá a los monosabios.

03-08-2008

Arturo Antonio Torres Muñoz

JOSEFO

EL SIGNIFICADO DE LOS PAÑUELOS EN UNA CORRIDA DE TOROS  http://www.canalextremadura.es/alacarta/tv/videos/el-significado-de-los-panuelos-en-una-corrida-de-toros

En Toros y letrillashttps://www.youtube.com/watch?v=0LYgdTXw6Vw

Fernando Ibarra ha dejado una huella imborrable en el ambiente taurino de La Laguna http://Fernando Ibarra ha dejado una huella imborrable en el ambiente taurino de La Laguna

Tauromaquia: virtuosismo y riesgo.

AÑORANZAS DE LA CIUDAD DE DURANGO

Fuente de las ranitas en Durango
La fuente de las ranitas en el parque Guadiana, de la Ciudad de Durango, forma parte de ayer y hoy.

 

“AÑORANZAS DE LA CIUDAD DE DURANGO”

¡Bonita y señorial!
¡La Ciudad de Durango!
la que ya va perdiendo
sus nostálgicas noches
por nuevos fritangueros
que se venden al sueño.

¿En dónde están las casas?
¡las de grandes canteras
de viejas humedades!
aquellas que lloraban
con las primeras aguas…
escarchas del invierno.

Ya se murió el Sereno
de voz aguardentosa;
aquel que tantas noches
le gritó a la acordada…
¡Aquí no hay gavilleros;
hay pura gente honrada!

Ya también se olvidaron,
de las leves tormentas
que hicieron los caballos
en calles y banquetas;
¡relámpagos y rayos!
pezuñas entre piedras.

Y de aquellos troceros
de flotillas fantasmas
cargando tiernos troncos
aserrados de noche;
¡las que muy bien ocultan
ojeras de dinero!

El vetusto mercado,
con pozole, tamales
y hojitas de mezcal
que traían de la sierra,
hombres de tez curtida
quemada por el frío.

Casi se muere el río,
¡las aguas del Tunal
que arrastran desperdicios
sin que nadie haga nada!
deshechos de la noche
cuando reina el silencio.

¡Bonita y señorial!
¡la Ciudad de Durango!
la de grandes vergeles
con sed de manantial.
La de agrestes montañas
que sostienen al cielo.

La montaña de hierro
que extendió sus blasones
por todos los confines
del viejo y nuevo mundo;
¡la sangre de Durango,
convertida en acero!

El cerro del Mercado,
con el sabor de mina
que lucen en los dientes
aguerridos mineros
que domaron las sombras
y nidos de alacranes.

Los parques y alamedas
con mil ranas cantando
bajo sauces llorones.
Los viejos ahuehuetes,
tildíos, garzas y huacos,
en los ríos y en las charcas.

¡Los joviales amores!
consejos del Guadiana
tan llenos de promesas…
¡Niños que fueron sueños!
hijos de aquellos besos
sin miedos ni maldad.

Las otoñales lluvias
y nieves en el pelo,
ya cascan el acento
de breves serenatas
¡de aquellos trovadores
dormidos al sereno!

Los niños de la fuente
son parte del recuerdo…
Hoy ya caminan lento
jugando con sus nietos…
Los bañan con sus cantos;
¡ellos qué ranas fueron!

¡Bonita y señorial!
¡La ciudad de Durango!

Arturo Antonio Torres Muñoz
JOSEFO
2004

 

Bonita y señorial
¡La Ciudad de Durango!

DURANGO corrido de Durango

Tarde de toros

Fiesta brava

TARDE DE TOROS

Fiesta brava cubre la tarde de toros, siempre llena de emociones que despiertan los mas oculto del alma.

La corrida de toros es foro de pasiones, por la entrega, el valor y la suerte de los contendientes.
La corrida de toros es foro de pasiones, por la entrega, el valor y la suerte de los contendientes.

TARDE DE TOROS

En la monumental plaza,
donde se juega la vida,
donde se empuña la espada
a la luz de una esperanza.

Se congregan las pasiones,
y se llenan las barreras
buscando luces y sombras,
sin adormecer fronteras.

Ya resuenan los clarines
en un marco de silencio,
todos miran un espacio
en la puerta de toriles.

¡Ya se abrieron los portones!
ya se inicia el paseíllo,
ya brilla un terno azul y oro,
ya se miran los capotes.

Ya se acerca al ruedo
vestido en traje de luces,
llevando escasos abriles,
¡la juventud de un torero!

Ejerce la alternativa
aquella tarde de otoño.
¡Vive, como vive un sueño!
sueño, en el que va la vida.

¡Lleva el triunfo en la mirada!
la gloria espera aquella tarde.
La peonada ya se enciende
¡será larga la jornada!

¡Que se inicie la faena,
es clamor de gradería!
que venga la escudería
y que se apronte a la bestia.

Se alza un pañuelo blanco
en los altos de la plaza,
mientras una anciana, reza
por lo incierto del destino.

Se aprestan los puntilleros
a la embestida del toro,
¡viven con temple de acero,
y así viven sus caballos!

Los toriles ya se abrieron,
ya se ven por los chiqueros
astas de afilados cuernos,
ya se agita el corazón.

La bestia se adentra al ruedo
y la multitud se agita,
solo una voz diminuta
estalla como un reclamo.

¡Papá, es el campanero!
Dime ¿por qué lo trajeron?
¡mira! ya lo lastimaron
con esas puntas de acero.

¡Que casta, y que trapío!
ya arremete al puntillero,
ya ha chocado con el peto,
ya se apuntilló el morrillo.

¡Acuchilla revoleras!
mantos que se hacen jirones,
que se mueren en pitones
como flores encarnadas.

Vienen los banderilleros
llevando flores y acero,
aguijones al morrillo
que ya luce hilillos rojos.

Ya se agita la muleta,
se enfrentan, toro y torero
y atrás, en el burladero
se prepara ya la espada.

¡Ríe el capote sobre astas!
al calor de la faena,
¡que bravura y que templanza!
¡es la sangre de las gradas!

Los clarines cambian tercio,
se engrandecen los rivales,
se hacen lentos los misterios
de la anciana y su rosario.

¡Campanero no es el malo!
no permitas que lo maten
¡diles, diles que se callen!
clama el hijo al ganadero.

Se prepara ya el estoque.
Tras de la brava embestida,
se hunde la acerada espada
que lleva dolor y muerte.

Trae el corazón partido,
todo el furor que agoniza,
y aquella ultima embestida,
¡ya en el pecho se ha prendido!

¡En el aire está el torero!
y cae mortalmente herido,
ante un toro ya vencido.
¡Ya se ha muerto el campanero!

¡Un grito rompe el bullicio!
¡un grito que hiela el alma!
son lamentos de la anciana
por el hijo que ha perdido.

Quisiera apresar la muerte
y arrancarla del tendido,
ese aliento suspendido
es el precio de la suerte.

Corre el niño con espanto
y se brinca el burladero,
él quiere llegar primero
y curarlo con su llanto.

¡Que se escuchen los clarines
por el alma del torero!
Por su temple y por lo fiero
se arrojaron banderines.

¡Que sea azul ese pañuelo!
es el grito de la plaza.
¡Que se honre a la fiereza
y que sea testigo el cielo!

Ya están listas las mulillas
y no así los mulilleros,
ellos saben de toreros
y no de romper cadenas

Aun se encuentra arrodillada
la soledad de una mujer,
y un niño que, sin entender,
piensa en fiesta y canallada.

¡Vivirán los ruedos
tardes de sangre y arena!
tardes de dolor y pena…
de toros y de toreros.

Arturo Antonio Torres Muñoz

JOSEFO

Fiesta brava, el calor de la faena

Voladores de Papantla

Voladores de Papantla ritual

En un ritual a la fertilidad, sujetos por la cintura, cuatro danzantes simbolizando los puntos cardinales, saltan al vacío a más de 20 metros.

Mi canto en Honor a la gente de la Huasteca veracruzana, tierra de Papantla, Veracruz, México.
Mayo 2017.

Brota un canto milenario
desde dentro de la jungla;
eco de amor y esperanza
que sueña en la paz del mundo.

Es una plegaria eterna
y un círculo que reinicia.
Vida que nace en la muerte;
muerte que inicia en la vida.

Bailando los gavilanes
acompañados de flautas
y ecos sordos de tambores,
¡pedirán perdón al monte!

Son pájaros voladores
que en descomunal espiga
buscan atar tierra y cielo,
¡hilos de polvo, aire y sangre!

Es ruego de los ancestros
que perdura entre los hijos
de la selva de Papantla:
corazón de la Huasteca.

Honrarán al Sol naciente
en su viaje por el cielo,
hasta su recinto de oro
cobijado por la noche.

¡Sol que brotará del suelo
por la ofrenda de la vida
que en el cielo se dispersa!
en un baile con la muerte.

Vivirás pequeño espacio
al arrullo de quetzales;
bella rosa de los vientos,
agua, tierra, viento y fuego.

Lentamente bajarán
los rayos de sol unidos
sin fatigas ni temores:
¡serán trece veces cuatro!

Ligadas están las piernas
que deben surcar el monte,
libres estarán las manos;
sólo atadas a su fe.

¡Cuchillo de sacrificio!
gritan con sordo silencio
sonidos de flauta y tambor:
al conejo, casa y caña.

¡Es un canto sin fronteras!
es por el hombre sin razas,
por hermanos sin rivales:
¡por un mundo si Miseria!

Por el árbol, por el monte,
por las cascadas y los ríos,
por las plantas y animales,
por la aurora y los luceros.

Por el valle y los desiertos,
por los mares y corales…
¡Por los bosques hechos leña!
!por la tierra que agoniza!

Otra ves, quetzal de fuego:
en un claro de la jungla
rezarás por soles nuevos…
Aunque el hombre… ¡No te entienda!

¡Voladores de Papantla!
¿cuánto les adeuda el mundo?

ARTURO ANTONIO TORRES MUÑOZ
“JOSEFO”

Mi poema a los Voladores de Papantla