En un ritual a la fertilidad, sujetos por la cintura, cuatro danzantes simbolizando los puntos cardinales, saltan al vacío a más de 20 metros.
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Mi canto en Honor a la gente de la Huasteca veracruzana, tierra de Papantla, Veracruz, México.
Mayo 2017.
Brota un canto milenario
desde dentro de la jungla;
eco de amor y esperanza
que sueña en la paz del mundo.
Es una plegaria eterna
y un círculo que reinicia.
Vida que nace en la muerte;
muerte que inicia en la vida.
Bailando los gavilanes
acompañados de flautas
y ecos sordos de tambores,
¡pedirán perdón al monte!
Son pájaros voladores
que en descomunal espiga
buscan atar tierra y cielo,
¡hilos de polvo, aire y sangre!
Es ruego de los ancestros
que perdura entre los hijos
de la selva de Papantla:
corazón de la Huasteca.
Honrarán al Sol naciente
en su viaje por el cielo,
hasta su recinto de oro
cobijado por la noche.
¡Sol que brotará del suelo¡
por la ofrenda de la vida
que en el cielo se dispersa!
en un baile con la muerte.
Vivirás pequeño espacio
al arrullo de quetzales;
bella rosa de los vientos,
agua, tierra, viento y fuego.
Lentamente bajarán
los rayos de sol unidos
sin fatigas ni temores:
¡serán trece veces cuatro!
Ligadas están las piernas
que deben surcar el monte,
libres estarán las manos;
sólo atadas a su fe.
¡Cuchillo de sacrificio!
gritan con sordo silencio
sonidos de flauta y tambor:
al conejo, casa y caña.
¡Es un canto sin fronteras!
es por el hombre sin razas,
por hermanos sin rivales:
¡por un mundo si Miseria!
Por el árbol, por el monte,
por las cascadas y los ríos,
por las plantas y animales,
por la aurora y los luceros.
Por el valle y los desiertos,
por los mares y corales…
¡Por los bosques hechos leña!
! Por la tierra que agoniza!
Otra vez, quetzal de fuego:
en un claro de la jungla
rezarás por soles nuevos…
Aunque el hombre… ¡No te entienda!
¡Voladores de Papantla!
¿cuánto les adeuda el mundo?
ARTURO ANTONIO TORRES MUÑOZ
“JOSEFO”