Villa López, Chihuahua. México
Imágenes y caricias que viven en el alma
Ojo de agua Villa López, Chihuahua.
Tus recuerdos
Estoy seguro de que parte de mis recuerdos también son iguales a los que llevas en el alma.
LA CASA DE LOS ABUELOS Villa López Chihuahua Al despuntar la tarde de anejas mocedades, desandando el camino sin regresar los pasos. Quiero que mi alma vea parte de mis inicios, la cuna de mis padres, la tierra de mis raíces. Ya se ha quedado atrás, dormida en el camino, la historia de otros sueños, que fue, Santa María. Ya miro a la distancia el viejo campanario de San Buenaventura, Reina de Villa López. Yo quiero traerte el canto, la herencia que dejaron mis padres y mis tíos; de mis primos y hermanos. Todos fueron como aves y algunos no volvieron, ya viven limitados por mármol y canteras. Otros, hilan sus penas, misterios de un rosario tan lleno de añoranzas, llorando sus deseos. Soy polvo de tu polvo y te llevo en la sangre, la sangre de un juglar por nadie conocido. ¡Vuela, precoz recuerdo!, sobre empolvadas calles, límite de zaguanes y empedradas banquetas. Vuela sin detenerte por todos los rincones, sin que tengas límites de bardas, ni portones. Y cuando tu mirada lo cubra como un manto, deja a mi andar de niño correr sobre mis huellas. ¡Ya detente y descansa!, ya llegaste a la casa donde amé a mis abuelos; los de abundantes besos. ¡Huele, aroma de adobes!, las encaladas bardas cuál pecho de palomas que invitan al sosiego. Frescos techos de vigas, de trabes y paletas, de paja y de carrizo. ¡Nido de golondrinas! Aquel fresco granero, lleno de costaleras de avena, trigo y maíz, de tamo y de mazorcas. Reviví en tu ojo de agua, las risas de los niños pescando pececitos, en tus viejas compuertas. Caminé sus riberas, buscando aquellos juncos, las jaras y carrizos que al viento perfumaron. Pero ancestrales troncos de álamos ya marchitos, con pena, me dijeron el robo del olvido. No encontrarás el musgo ni su nido de peñas, las parvadas de garzas, ni el canto de los patos. Las húmedas acequias llenas de girasoles, de anís y hierbabuena; para aliviar tus males. Hay soplo de esperanza, de hijos que no se olvidan, que reparan los daños del tiempo, y tantos años. Repararán los atrios, y el viejo campanario nos seguirá llamando a las misas de gallo. Camina a las labores, de esmeraldas olas doradas por los vientos, espigas de trigales. Te esperan los abuelos, cosechando sandias para adornar los platos de tiernos comensales. Prenderán los fogones, vendrán risas y pleitos, regaño de mayores, y calor de familia. Ya prendieron sus luces los escasos faroles que iluminan las calles, y alientan las consejas. Bancos de tronco y piedra con estrellados techos, luceros y cocuyos que desgarran la noche. Y adentro, el dormitorio de abigarrados niños, cubiertos de sarapes de risas y jalones. Cobertores sin dueño por el sueño olvidados, los que solo esperaron que vieran los abuelos. Ya llega la alborada y el canto de los gallos. Volverán los tropeles carreras y pedradas, Aroma de canela, y gritos de la abuela. ¡Hay que ganar las sillas que invitan al almuerzo! Pero hoy, todo es silencio, ¡como una despedida!, espero que la vida deje volver a vernos. Ya es hora de partir, que duerman los comales; que guarden sus aromas gardenias y rosales. Te llevaré en mis venas y alentarás mis ansias, me llevaré en el pecho… Lo que solo tú sabes. Volveré con la tarde cargado de nostalgias, buscando las plegarias y besos de mis padres. Me llevaré ese aroma el que aún no identifico, que habla de alfalfa y paja, trigo, avena y establo. In memoria Fam. Torres Aguilera Fam. Torres Muñoz Arturo Antonio Torres Muñoz Josefo dic. de 2003 .