Foto de Jo Kassis: https://www.pexels.com/es-es/foto/edificio-roto-destruido-abandonado-5461936/
Epigrama
Mario, “el delgadito”,
Pobre de Mario, “el delgadito”,
¡no lo deja la diarrea!
Algo le saben los vecinos
que ya se apuntan las comadres.
Y es que:
Si tiene fríos en primavera
es que está descobijado.
Estoy seguro de que parte de mis recuerdos también son iguales a los que llevas en el alma.
LA CASA DE LOS ABUELOS
Villa López
Chihuahua
Al despuntar la tarde
de anejas mocedades,
desandando el camino
sin regresar los pasos.
Quiero que mi alma vea
parte de mis inicios,
la cuna de mis padres,
la tierra de mis raíces.
Ya se ha quedado atrás,
dormida en el camino,
la historia de otros sueños,
que fue, Santa María.
Ya miro a la distancia
el viejo campanario
de San Buenaventura,
Reina de Villa López.
Yo quiero traerte el canto,
la herencia que dejaron
mis padres y mis tíos;
de mis primos y hermanos.
Todos fueron como aves
y algunos no volvieron,
ya viven limitados
por mármol y canteras.
Otros, hilan sus penas,
misterios de un rosario
tan lleno de añoranzas,
llorando sus deseos.
Soy polvo de tu polvo
y te llevo en la sangre,
la sangre de un juglar
por nadie conocido.
¡Vuela, precoz recuerdo!,
sobre empolvadas calles,
límite de zaguanes
y empedradas banquetas.
Vuela sin detenerte
por todos los rincones,
sin que tengas límites
de bardas, ni portones.
Y cuando tu mirada
lo cubra como un manto,
deja a mi andar de niño
correr sobre mis huellas.
¡Ya detente y descansa!,
ya llegaste a la casa
donde amé a mis abuelos;
los de abundantes besos.
¡Huele, aroma de adobes!,
las encaladas bardas
cuál pecho de palomas
que invitan al sosiego.
Frescos techos de vigas,
de trabes y paletas,
de paja y de carrizo.
¡Nido de golondrinas!
Aquel fresco granero,
lleno de costaleras
de avena, trigo y maíz,
de tamo y de mazorcas.
Reviví en tu ojo de agua,
las risas de los niños
pescando pececitos,
en tus viejas compuertas.
Caminé sus riberas,
buscando aquellos juncos,
las jaras y carrizos
que al viento perfumaron.
Pero ancestrales troncos
de álamos ya marchitos,
con pena, me dijeron
el robo del olvido.
No encontrarás el musgo
ni su nido de peñas,
las parvadas de garzas,
ni el canto de los patos.
Las húmedas acequias
llenas de girasoles,
de anís y hierbabuena;
para aliviar tus males.
Hay soplo de esperanza,
de hijos que no se olvidan,
que reparan los daños
del tiempo, y tantos años.
Repararán los atrios,
y el viejo campanario
nos seguirá llamando
a las misas de gallo.
Camina a las labores,
de esmeraldas olas
doradas por los vientos,
espigas de trigales.
Te esperan los abuelos,
cosechando sandias
para adornar los platos
de tiernos comensales.
Prenderán los fogones,
vendrán risas y pleitos,
regaño de mayores,
y calor de familia.
Ya prendieron sus luces
los escasos faroles
que iluminan las calles,
y alientan las consejas.
Bancos de tronco y piedra
con estrellados techos,
luceros y cocuyos
que desgarran la noche.
Y adentro, el dormitorio
de abigarrados niños,
cubiertos de sarapes
de risas y jalones.
Cobertores sin dueño
por el sueño olvidados,
los que solo esperaron
que vieran los abuelos.
Ya llega la alborada
y el canto de los gallos.
Volverán los tropeles
carreras y pedradas,
Aroma de canela,
y gritos de la abuela.
¡Hay que ganar las sillas
que invitan al almuerzo!
Pero hoy, todo es silencio,
¡como una despedida!,
espero que la vida
deje volver a vernos.
Ya es hora de partir,
que duerman los comales;
que guarden sus aromas
gardenias y rosales.
Te llevaré en mis venas
y alentarás mis ansias,
me llevaré en el pecho…
Lo que solo tú sabes.
Volveré con la tarde
cargado de nostalgias,
buscando las plegarias
y besos de mis padres.
Me llevaré ese aroma
el que aún no identifico,
que habla de alfalfa y paja,
trigo, avena y establo.
In memoria
Fam. Torres Aguilera
Fam. Torres Muñoz
Arturo Antonio Torres Muñoz
Josefo dic. de 2003
.
Epigrama
Los desesperados buscan en la sombra
Ya buscan a los chamanes
los enemigos del INE.
Oyen pasos en la azotea
y ya sienten calambres.
Y es que:
No les cuadran las cuentas
porque suman con los dedos.
El campo de las protestas
La página que escribirá la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en el campo de las protestas en México, está sometida a una prueba de fuego.
El salón de los compadres
Epigrama.
La maldición gitana
reza con gravedad:
que Dios te castigue y,
¡“Entre abogados te veas”!
Y es que:
No se vale, entre bomberos,
que se pisen la manguera
Ministra dice que no dejará el cargo.
Es comprensible que no tenga de qué avergonzarse, porque con ello comprueba que no tiene vergüenza.
UNAM impugna suspensión otorgada a ministra Yasmín Esquivel que impide que se hable de plagio
UNAM impugna suspensión otorgada a ministra.
La UNAM busca exigir el cumplimiento de la ley.
El Plagio podría pasar de lo personal a la Corte.
El Campo de la ley no puede someterse a la protección particular ni a compromisos políticos.
Epigrama
Mordaza a la libertad de expresión
A nadie extraña la inflación
cuando el salario no alcanza,
pero la caterva de gandules
tiene oídos delicados
Y es que:
Con la intención de protegerse
encarecen las mentadas
Ataques a la moral e injurias a funcionarios públicos
El Aumento de multas busca una mordaza a la libertad de expresión.
A nadie debe sorprender
¡Al covid quieren gobernar!
Si este no sabe el alfabeto
al Centro Histórico no entrará
Y es que:
No debemos preocuparnos
de que los hay ¡los hay!
Cuando nos dijeron que tenían que salir a un viaje de estudios, su madre y yo, sentimos esa tremenda inquietud de saberlos lejos de nuestras manos y tan ajenos a la protección que pudiéramos brindarles.
Desesperados buscamos “El manual para ser padres” el que seguramente nos dieron cuando ustedes nacieron, aquello que nos dijera “que hacer en estos casos”, pero no lo encontramos, tal vez lo perdimos en nuestros descuidos o no lo recibimos. Solo Dios pudo darnos la fuerza para dar una respuesta, “El consentimiento”.
Desde que nacieron, la vida nos ha enseñado con altos costos, que debemos dejarlos abrir sus alas y volar sus cielos, pero ustedes son la parte más débil de nuestros cuerpos, son un dolor en el alma que debemos cubrir con una sonrisa, aun cuando sabemos los grandes riesgos que deberán vivir, cuando no estemos a su lado.
Recuerdan el día de ayer, cuando les reñimos, cuando molestos por pequeñeces les reprendimos; no fue por no entenderlos, también así fue con nuestros padres cuando sus abuelos nos llamaron la atención por algunas simplezas, pero el tiempo nos ha alcanzado y, sin quererlo, ya somos los viejos del hogar y tenemos que repetir ese tesón incansable que normará sus conductas y les protegerá hoy y siempre en la soledad de sus decisiones: más allá de nuestras manos.
Sí, nos vieron sonreír, y pintarles los mil escenarios del camino; esos retablos en el cielo que hablan del fuego de la vida, o los desérticos parajes que lloran la desolación, que sientan el frío y el calor; esa sed que agobia y esa sombra que refresca; ese cansancio que agota en la montaña, y la quietud relajante de ríos y lagos; el perfume de las flores y el canto de las aves. Hablamos, hablamos; y hablamos para no llorar, para que no vieran nuestras penas y el dolor de despedirlos, pero la fe y la esperanza nos hicieron ver, que sus pasos no son el inicio de la distancia, sino el comienzo del regreso.
Desde ese instante, su madre y yo, estamos esperándolos aquí: en el mismo lugar en que los despedimos; en las penumbras de la inquietud, contando cada segundo en los latidos del corazón, ese pedazo de carne que Dios nos compartió, que tienen y que llevarán en el pecho sincronizado con los nuestros, hoy y siempre. Deseamos que el regreso sea pronto sin que se rompan sus días, ni sus dichas y alegrías. Queremos ver sus rostros, sentir sus manos, y escucharlos, escucharlos, y vivir lo que han vivido al calor de las nuevas experiencias y, mientras llega ese momento, rezaremos cuando ustedes duermen; a los pies de su cama, como lo escuché de sus abuelos: una plegaria a Dios eterno y estos versos:
¿Cuándo terminarán mis rezos?
Ayer recé porque llegaras;
También recé cuando naciste,
y rezo por ti cuando duermes.
Yo rezo al escuchar tus pasos,
mil rezos que lloran tu ausencia.
También recé cuando te fuiste,
también recé por entenderte.
Rezo por el fin de mis días,
cuando no pueda defenderte,
ya solo tendrás mis rezos,
rezos, que arrancaré a la muerte.
SUS PADRES. Abril de 2004. Publicado en el Siglo de Torreón por Plaza Cuatro Caminos e ICOCULT.
No faltan quienes busca justificar su ignorancia para obtener credibilidad.
Triunfos sin análisis
Merecidos son los fracasos para quien, sin análisis de las consecuencias, busca triunfos sin esfuerzo intelectual.
Defensa comprometida
Pretendan hacer valer la prescripción para quien logró un título universitario, evidencia, mediocridad.
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